Cada 1° de agosto, en distintas regiones de Argentina y América Latina, se revive una costumbre ancestral que combina ritual, creencia y sabor: tomar caña con ruda en ayunas. Esta práctica, heredada de pueblos originarios y arraigada en la cultura popular, busca atraer la salud, la buena suerte y alejar los malos espíritus del invierno.
Según la tradición, deben beberse siete sorbos, tres tragos o un vaso entero antes del desayuno para “curarse del espanto” y proteger el cuerpo de enfermedades. La mezcla se prepara con anticipación: caña blanca y hojas de ruda macho, que maceran durante días —o incluso semanas— para que liberen todo su poder.
Muchos la acompañan con agradecimientos a la Pachamama, en coincidencia con su día, también celebrado el 1° de agosto.
Ya sea por fe, por costumbre o por seguir una linda tradición familiar, miles de personas en todo el país levantan hoy su vasito con un mismo deseo: que el año que queda por delante venga con salud, abundancia y protección