Deportivo Madryn: una tarde inolvidable que no alcanzó para el ascenso

Deportivo Madryn protagonizó una de las jornadas más intensas de su historia reciente en un Abel Sastre colmado, en una tarde marcada por la lluvia, la tensión y el aliento incesante de miles de hinchas. El 1 a 1 frente a Estudiantes de Río Cuarto no fue suficiente para revertir la desventaja del partido de ida y el sueño del ascenso quedó postergado.

Desde el arranque, el Aurinegro salió a presionar, decidido a dar vuelta la serie y a buscar la hazaña que todo Madryn imaginaba. El empuje del público acompañó cada avance, creando un clima cargado de emoción. La ilusión tomó fuerza cuando Luis Silba se despachó con un golazo de tijera que hizo estallar las tribunas y devolvió la esperanza a toda la ciudad.

Sin embargo, el partido dio un giro inesperado. La expulsión de Federico Recalde tras la segunda amarilla dejó al equipo con diez jugadores y encendió el malestar en parte del estadio. Con un hombre menos, el esfuerzo se multiplicó, pero Estudiantes aprovechó el desconcierto y encontró el empate a través de Agustín Morales tras una serie de imprecisiones defensivas. Desde ese momento, la cuesta se volvió demasiado empinada: Madryn necesitaba dos goles más para avanzar, un desafío enorme en medio del desgaste físico y emocional.

A pesar del golpe, el equipo nunca dejó de intentarlo. La entrega se mantuvo hasta el final y el reconocimiento de la gente bajó en forma de aplausos largos y sentidos. El vínculo entre hinchas y plantel fue una de las grandes fortalezas de esta campaña.

El cierre llegó atravesado por incidentes en un sector de la tribuna, lo que obligó a suspender el encuentro antes de tiempo. Minutos más tarde, Leandro Gracián valoró el compromiso de sus jugadores y destacó el camino recorrido durante todo el año, que posicionó al equipo como uno de los más sólidos del torneo y con un invicto notable jugando en casa.

Del otro lado, Estudiantes celebró el ascenso a la Primera División con una mezcla de alivio y euforia, tras sostener la serie con firmeza y orden. La fría tarde patagónica se despidió con sensaciones cruzadas: alegría visitante y un orgullo local intacto, por una campaña que Madryn recordará durante mucho tiempo.