La basílica de San Pedro reabrió sus puertas a las 7 de la mañana del jueves, tras haber cerrado brevemente a las 5:30 debido a la gran cantidad de personas que desfilaron durante la noche. En total, alrededor de 50.000 personas vieron al Papa Francisco en el simple féretro en el que yace.
El viernes por la noche, el féretro será cerrado y todo preparado para los funerales, a los que se espera que asistan jefes de Estado y de gobierno de 170 países, incluyendo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al presidente argentino, Javier Milei.
El sábado, el cuerpo del Papa será llevado en una procesión de 7 kilómetros hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde será sepultado según su deseo, en una pequeña capilla, en la tierra y solo con una inscripción: “Franciscus”.
Además, el médico principal del Papa, el cirujano Sergio Alfieri, reveló en una entrevista que Francisco insistió en evitar la “obstinación terapéutica” durante sus tratamientos médicos.
Para facilitar la llegada de más fieles, los Ferrocarriles del Estado anunciaron una reducción del 40% en los pasajes a Roma.
El público podrá visitar la tumba del papa Francisco en la basílica Santa María la Mayor de Roma a partir del domingo, un día después de su funeral.